Anorexia
Contrario a lo que se piensa, la anorexia nervosa es una enfermedad que existe hace mucho tiempo. Los primeros casos descritos se observaron en la época antes de Cristo y hay relatos de la edad media. Su descripción más apegada a como la conocemos el día de hoy se hizo en el año 1689 donde se describieron pacientes que a pesar de no tener ninguna enfermedad médica no querían comer.
Actualmente vemos a muchas chicas que sufren de éste trastorno con ideas obsesivas con la comida, culpa al comer, miedo al aumento de peso e insatisfacción corporal que las lleva a restringir los alimentos, realizar ejercicio compulsivo, provocarse el vómito, utilizar laxantes, pastillas para bajar de peso o ayunos. Muchas pacientes van de una conducta a otra y pierden el control.
Ésta enfermedad se da predominantemente en mujeres e inicia en la adolescencia entre los 14 y 18 años aproximadamente, ya que ésta etapa es un tiempo de cambios físicos y psicológicos y la transición se vuelve un momento de estrés puede desencadenar el trastorno en pacientes con factores de riesgo.
Las causas son multifactoriales pero los factores de riesgo predisponentes son el género femenino, actividades como la gimnasia o el modelaje, antecedentes familiares de trastornos de conducta alimentaria, tener primera menstruación a edades tempranas, baja autoestima y rasgos perfeccionistas.
La evaluación debe ser muy minuciosa, ya que no todo paciente que está perdiendo peso y tiene alteraciones de la conducta alimentaria presenta éste trastorno. Existen otros padecimientos que cursan con éstas alteraciones, como problemas del estado del ánimo o problemas de la personalidad que hacen que se afecte el apetito y la autoimagen.
Las pacientes acuden frecuentemente con el nutriólogo a que les prescriba un plan de alimentación, pero si no se complementa con ayuda en el área de salud mental será difícil que la paciente pueda empezar a comer de manera adecuada. También es importante que un médico revise las alteraciones físicas que se han ido desencadenando de manera secundaria al trastorno de alimentación pues se afectan aparatos y sistemas como el gastrointestinal, el cardiovascular, el endocrinológico y el reproductor de manera secundaria a la desnutrición, desequilibrio hidroelectrolítico, entre otras.
Por lo anterior es importante que el tratamiento sea multidisciplinario.